jueves, 15 de noviembre de 2012

...de canciones y olores...


 Hay olores y canciones que te trasladan de repente a un tiempo, una época, un lugar específico de tu pasado. Es realmente curioso que pase, pero pasa, ¡¡ya lo creo que pasa!!… Son como pequeños viajes a un tiempo ya vivido, a un tiempo que por algún motivo, ha quedado grabado en tus recuerdos.


Muchas canciones nos recuerdan a épocas de nuestras Vidas. Unas a nuestra infancia, otras a nuestra adolescencia… A esos viernes tarde en los que iba con mis amigas a la discoteca del barrio… Esa primera canción que bailamos “agarraos” con el chico que en aquel momento era el más guapo y maravilloso del mundo… También esa canción que solo hacía falta oír la primera nota,  para empezar a saltar, bailar y cantar como “posesas”… La canción o canciones que cantaba tu madre cuando hacía las tareas de la casa… La canción que silbaba tu abuelo… (en mi caso lo sigue haciendo).


Siempre que paso por delante de un gimnasio en particular, uno que hay por el centro de Barcelona,  al pasar por delante de la puerta, huele a cloro. Pues bien, dentro de mis recuerdos, huele a la piscina dónde iba de niña a hacer natación, huele a esos días en los que me ponía mi bañador y mi gorro bien apretado en la cabeza… Huele a esos días en que mi cuerpecito temblaba a causa de una mezcla de frío, nervios y miedo… Frío al quitarme la ropa, nervios al saber  que tenía una clase de hora y cuarto por delante en la que me sentiría observada por mis compañeros de clase y por el profesor,  miedo por si mis compis de clase se reían si me tiraba mal de cabeza, si llegaba la última al cruzar la piscina, o si tragaba agua y me entraba la tos…



 Cuando entro en un hospital…pffff… ese olor es horrible, no soy consciente de cuándo fue la primera vez que noté ese olor, aquí sí que no tengo un recuerdo firme y preciso, lo que sí sé es que ese olor, hace que se me encoja el alma, que me entristezca de golpe y que me entren unas ganas locas de salir de allí para no seguir oliéndolo…

Cuando paso por delante de un puesto (o parada) de churros, esos olores me trasladan también a mi época de niña, cuando paseábamos con mis padres y mi hermana por la feria de Reyes que ponen todos los años en la Gran Vía de Barcelona… Las caras de felicidad, tanto la mía, como la de todos los niños que durante esos días pasean por allí, con la ilusión bárbara de ver tantos juguetes y soñar despiertos mientras desean algunos de ellos… Siempre hay alguno especial, algún juguete o juego que deseas más que otros… Te gustan muchos, quieres muchos, pero ése, ése lo deseas tanto…


Ese olor a leña, a fuego, a chimenea... ese olor… mmmm… me transporta a esos inviernos en el pueblo, esos inviernos en la casita de campo que tenían mis abuelos…  Con mi abuelo, mi hermana y mis primas, íbamos al bosque a coger leña, ¡¡hacía un frío que pelaba!!, (además yo siempre he sido muy friolera), pero el solo hecho de saber que al llegar a casa, estaríamos calentitos delante de la chimenea y que esa leña que estábamos recogiendo era la que haría posible ese cálido lugar, solo por eso, ¡valía tanto la pena cansarse y tener frío!



Cuando una canción o un olor, me transporta a tiempos vividos que deseo revivir, no tengo más que seguir escuchando o seguir respirando, cerrar por un momento lo ojos y dejarme llevar…