Hay
olores y canciones que te trasladan de repente a un tiempo, una época, un lugar
específico de tu pasado. Es realmente curioso que pase, pero pasa, ¡¡ya lo creo
que pasa!!… Son como pequeños viajes a un tiempo ya vivido, a un tiempo que por
algún motivo, ha quedado grabado en tus recuerdos.
Muchas
canciones nos recuerdan a épocas de nuestras Vidas. Unas a nuestra infancia,
otras a nuestra adolescencia… A esos viernes tarde en los que iba con mis
amigas a la discoteca del barrio… Esa primera canción que bailamos “agarraos”
con el chico que en aquel momento era el más guapo y maravilloso del mundo…
También esa canción que solo hacía falta oír la primera nota, para empezar a saltar, bailar y cantar como “posesas”…
La canción o canciones que cantaba tu madre cuando hacía las tareas de la casa…
La canción que silbaba tu abuelo… (en mi caso lo sigue haciendo).
Siempre que
paso por delante de un gimnasio en particular, uno que hay por el centro de
Barcelona, al pasar por delante de la
puerta, huele a cloro. Pues bien, dentro de mis recuerdos, huele a la piscina
dónde iba de niña a hacer natación, huele a esos días en los que me ponía mi
bañador y mi gorro bien apretado en la cabeza… Huele a esos días en que mi
cuerpecito temblaba a causa de una mezcla de frío, nervios y miedo… Frío al
quitarme la ropa, nervios al saber que
tenía una clase de hora y cuarto por delante en la que me sentiría observada
por mis compañeros de clase y por el profesor, miedo por si mis compis de clase se reían si
me tiraba mal de cabeza, si llegaba la última al cruzar la piscina, o si
tragaba agua y me entraba la tos…
Cuando paso
por delante de un puesto (o parada) de churros, esos olores me trasladan
también a mi época de niña, cuando paseábamos con mis padres y mi hermana por
la feria de Reyes que ponen todos los años en la Gran Vía de Barcelona… Las
caras de felicidad, tanto la mía, como la de todos los niños que durante esos
días pasean por allí, con la ilusión bárbara de ver tantos juguetes y soñar
despiertos mientras desean algunos de ellos… Siempre hay alguno especial, algún
juguete o juego que deseas más que otros… Te gustan muchos, quieres muchos,
pero ése, ése lo deseas tanto…
Ese olor a
leña, a fuego, a chimenea... ese olor… mmmm… me transporta a esos inviernos en el pueblo,
esos inviernos en la casita de campo que tenían mis abuelos… Con mi abuelo, mi hermana y mis primas, íbamos
al bosque a coger leña, ¡¡hacía un frío que pelaba!!, (además yo siempre he
sido muy friolera), pero el solo hecho de saber que al llegar a casa,
estaríamos calentitos delante de la chimenea y que esa leña que estábamos
recogiendo era la que haría posible ese cálido lugar, solo por eso, ¡valía
tanto la pena cansarse y tener frío!
Cuando una
canción o un olor, me transporta a tiempos vividos que deseo revivir, no tengo
más que seguir escuchando o seguir respirando, cerrar por un momento lo ojos y
dejarme llevar…