
¡Besos mil y que seais felices!
Este blog está creado con mucha ilusión y con la intención de poder plasmar en él muchos de mis pensamientos y alguna que otra vivencia.

¡Besos mil y que seais felices!
Sé que llegarás a mi vida, sé que entrarás despacito, será sin hacer mucho ruido…


Estamos en otoño. Se habla de que las diferentes estaciones del año, afectan a nuestro estado de ánimo, a nuestro ritmo de vida… Me he informado sobre este tema, es interesante. Así que a continuación os dejo dicha información. A ver que os parece.
También esto está unido a que desde hace quizás una década, nuestra forma de pensar respecto al tiempo ha cambiado. Todo lo vivimos con mucho adelanto, con muchos planes…
En España, el Sol sale por las mañanas un minuto más tarde que el día anterior y por la tarde se va casi dos minutos antes, de modo que el tiempo que el Sol estará sobre el horizonte será tres minutos menor cada día.













Esta es la primera vez que empiezo una entrada y no tengo ni la más mínima idea de qué será lo que escribiré... Pero me he dicho a mí misma: "entra y ponte a ello que seguro que algo te va viniendo a la cabeza". Y sí, mientras voy tecleando me van viniendo ideas, me va viniendo gente a la que quiero, gente a la que hace tiempo que no veo, y gente a la que no conozco físicamente, pero que conozco a través de este mundo, Internet. Me acuerdo del día que me decidí a crear este blog. Fue gracias a ciertas personas del Bolo (blog de Mercedes Milá). Así que a esas personas que en su día me animaron, hoy quiero darles las gracias, millones de gracias por animarme a crear esto chicas.
BLOWIN' IN THE WIND
A los 21 años, Bob Dylan compene la canción "Blowin' in the wind".
1962... Tiempos de crisis, guerras, discriminación racial y religiosa, conflictos sociales, violencia, desamor...
La letra plantea una serie de cuestiones filosóficas sobre la paz, la guerra, la compasión, la libertad...
Es el enfoque de esperanza con que trata estos temas trascendentales y atemporales, que le permite conservar su vigencia más de 40 años después...
Traducción de la letra:
"¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre antes de que lo llamen hombre? ¿Cuántos mares debe navegar una paloma blanca antes de que pueda dormir en la arena? ¿Cuántas veces las balas de cañón deben aún volar antes de caer para siempre?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento... La respuesta está en el viento.
¿Cuántos años debe existir una montaña hasta que se desvanezca en el mar? ¿Cuántos años debe vivir la gente antes de que se les permita ser libres? ¿Cuántas veces puede un hombre volver la cabeza y fingit que no ha visto nada?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento... La respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántas veces debe un hombre mirar hacia arriba para poder ver el cielo? ¿Cuántos oídos debe tener un hombre para poder llegar a oír el llanto de su prójimo? ¿Cuántas muertes le llevará aún para darse cuenta que ha muerto ya demasiada gente?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento... La respuesta está flotando en el viento.
Cuando iba al cole, había diferentes actividades extraescolares de las cuales, si querías, podías elegir la que más te gustara para apuntarte y hacerla una vez por semana, por la tarde, al terminar las clases. (Bueno, eso supongo que sería y aún debe ser, en todos los coles ¿no?). Pues bien, de pequeñita, (con unos 8 o 10 años), me apunté a danza ("ballet"). Me encantaba la elegancia con la que se bailaba, me encantaba como se movía mi profesora y envidiaba enormemente su forma de bailar... Me hubiese encantado saber hacerlo como ella, con esa elegancia, esa sonrisa que nunca perdía, de oreja a oreja. Me hubiera encantado bailar de esa manera, tan suave, tan perfecta...
Recuerdo que un día, al terminar la clase, mi padre tardó un poquito en venir a recogerme, y al salir de la sala donde bailábamos, en el patio de la escuela, estaban entrenando unas chicas mayores que yo. Y se trataba de este deporte, el volei. Me quedé alucianda al verlas jugar. Me quedé ahí sentada en unas escalerillas que daban a una sala, mirando como aquellas chicas jugaban, hablaban entre ellas para ponerse de acuerdo a la hora de coger el balón, se daban indicaciones las unas a las otras, iban rotando y cada vez había una chica diferente en el saque, en el remate... Eso me encantó, me entusiasmó ver que era un deporte en equipo, que los movimientos que realizaban eran elegantes (a mí me lo parecen) y me encantó la complicidad que había entre ellas. A partir de ese momento, (y más con lo cabezota que soy), deseaba apuntarme a esa actividad extraescolar, quería ser una jugadora de volei... Pasó el tiempo y se lo comenté a mis padres. Durante una temporada, estuve haciendo ambas, la danza y el volei.
Debido a mí pasión por este deporte, empecé a entrenar dos veces por semana. En el mismo colegio, hicimos un equipo y hacíamos torneos con otras escuelas. Los partidos eran los sábados por la mañana. Recuerdo perfectamente que la camiseta de nuestro equipo era azul no muy oscuro, de manga larga, con dos rallas blancas que iban del hombro hasta la muñeca. Las rodilleras eran también azules, aunque un azul algo más oscuro. Tenía el número 11.
Desde entonces, la mano se me ha quedado algo "tonta" y como muy bien me contó mi entrenadora, débil. De hecho aún ahora, dependiendo del peso que cojo con esta mano o del movimiento que hago, siento un pellizco, aunque enseguida se me pasa...